miércoles, 20 de julio de 2016

El novio olvidado. Cap 9


Al salir del coche y darse cuenta de que el chófer había aparcado en Bond Street, Jaejoong se ruborizó todavía más. Por un momento, se quedó helado, consciente de que casi no le había dado tiempo a abrocharse la blusa.

Y estaban delante de una de las joyerías más famosas de Tokio. Miró el escaparate, pero no vio ninguna de las joyas exhibidas en él porque estaba mirando su propio reflejo.


Volvía a parecer un loco, despeinado, con los labios hinchados y la mirada perdida. Miró a Yunho y vio que estaba muy contento con lo que veía, ya que le sonrió. Su aspecto era el mismo que cuando había aparecido delante de él en el parque. Su ropa estaba impecable, seguía peinado. No obstante, lo había visto ajustar ciertas partes de su anatomía antes de abrir la puerta del coche.

Y aquello no aplacó el calor que sentía en las mejillas, ni entre las piernas.

 De verdad, te odio — susurró mientras esperaban a que el guardia de seguridad les abriese la puerta de la tienda.

 Lo sé… — contestó él, dándole un beso en la oreja — y me encanta, amante mío. Estoy deseando seguir disimulando.

Con aquella promesa en mente, entraron en la tienda. Enseguida los condujeron a una habitación donde les enseñaron diamantes, rubíes y zafiros. Él rechazó los diamantes negros con un gesto.

 No pueden competir con tus ojos, bello mio — le dijo, levantándole el rostro para que lo mirase, sonriendo.

Era un hombre diferente, despreocupado, más expresivo, comunicativo. Lo envolvió en diamantes, collares, pulseras y lo hizo sonrojarse cuando le colocó un enorme diamante blanco entre el pecho.

 ¿Quieres parar? — Murmuró Jaejoong — No voy a permitir que me compres nada. ¡Y me siento como un imbécil!

 Voy a comprarte éste — dijo él — Y voy a comérmelo en nuestra noche de bodas, mientras te como a ti.

 Estás loco.

 Loco — no fue necesario añadir «por ti».

Jaejoong supo que había empezado a enamorarse profundamente de él otra vez, ya que era el otro Yunho. El U-Know al que había conocido seis años antes: relajado, alegre, bromista, encantador. El U-Know del que se había ido enamorando en dos semanas. Aquél era el U-Know feliz. Jaejoong se dio cuenta de lo infeliz que había sido desde que se habían vuelto a encontrar. ¿Cuál era el motivo de aquel cambio?

Dejó de luchar contra él. Había accedido a convertirse en su esposo. Y no por los gemelos. Tal vez no se acordase de él, pero lo conocía. Y en esos momentos estaba cortejándolo.

Aquello tenía que significar algo. Tenía que significar que, si recuperaba la memoria, no iba a ser para revelar algo horrible.

Eligieron un anillo con un diamante y unas alianzas a juego.

Después de aquello, Yunho volvió a cambiar de idea y se lo llevó a comer a una tasca, donde tuvieron que quedarse de pie, rodeados de gente, aunque ni se enteraron porque estaba hablando, hablando de verdad, como en el pasado, de todo y de nada.

Absortos.

Tocándose todo el tiempo sin darse cuenta, jugando los dedos de Jae con los de él, acariciándole la mejilla, el pelo. Él dándole trozos de manzana del postre en la boca, asegurándose de que le mordisqueaba en cada ocasión las puntas de los dedos. Y el magnetismo sexual que había entre ambos los envolvió.

Era como si estuviesen recreando la primera tarde que habían pasado juntos sin ser conscientes de ello. Y Jaejoong cayó bajo su hechizo. Luego volvieron paseando a Bond Street, agarrados, y Jaejoong esperó que empezasen las compras, pero él le dijo que ya lo harían al día siguiente.

Y eso le gustó, porque significaba que también pasarían el día juntos.

Todo fue bien hasta que Yunho lo acompañó a su apartamento y vio por primera vez cómo vivían.

No dijo ni una palabra al mirar el viejo sofá, la televisión, los muebles. Su mirada lo decía todo.

 No seas tan esnob, U-Know — le dijo él — Hemos sido muy felices aquí. Atravesó la habitación y el pequeño pasillo hasta llegar a su  dormitorio.

Ruborizado y con la dignidad alborotada, abrió el armario para colgar la chaqueta.

Un ruido detrás de él lo hizo girarse y cerrar el armario. Yunho estaba en la puerta, mirando la habitación con la misma expresión que el salón.

 Si buscas una colcha rosa, ve a la otra habitación — comentó Jaejoong, intentando aliviar la tensión reinante.

Él ni siquiera esbozó una sonrisa. Dio un paso al frente, abrió el armario y observó lo que había en él.

Luego lo cerró, se dio la vuelta y salió de allí. Jaejoong intentó luchar contra la ira que había provocado aquello antes de seguirlo. Había ido a la habitación de los gemelos, donde parecía haberse quedado petrificado. Un lado de la habitación era todo rosa y el otro, estaba lleno de lunas, cohetes y astronautas.

 ¿Qué esperabas? — Espetó Jaejoong, dolido por su actitud — ¿Un maldito palacio?

Yunho se giró a mirarlo. Volvía a estar pálido, pero en esa ocasión, de desdén.

 ¡Es nuestra casa! — Exclamó él enfadado — ¡No se te ocurra meter tus ricas narices en ella!

 No…

 Sí, lo estabas haciendo, pero no te preocupes, Yunho. Jiyool está deseando que llegue el día en que su maravilloso padre nos saque a todos de aquí para llevarnos a su castillo. Así que, si no tienes un castillo, te aconsejo que lo vayas comprando. ¡Te adorará por hacer realidad su sueño! Changmin tal vez no, lo que más le preocupa es que no habla coreano. Y no creo que sueñe con que tengas un cohete para ir a las estrellas.

Dicho aquello, se dio la vuelta con los ojos llenos de lágrimas.

 Ya tengo un castillo.

Jaejoong se quedó parado en la puerta.

 Y mi propio avión. Tengo varias residencias en lugares exóticos, un par de helicópteros, un yate y una isla en el Caribe — añadió, casi como si quisiera disculparse por ello — Lo que no tengo es lo que tú tienes aquí, un hogar. Calidez y desorden — suspiró con impaciencia, haciendo que él lo mirase — Voy a tener que pensar mejor lo que quería hacer para impresionaros a ti y a los gemelos cuando lleguéis a Seúl… — apretó los labios — Supongo que no te gustó nada mi piso de Tokio.

 Me recordó a un enorme mausoleo — admitió Jaejoong en un murmullo, todavía a punto de llorar — Siento… haber malinterpretado tu reacción, pero…

 Ahora tienes un problema.

Jaejoong lo miró a los ojos y él se acercó y lo abrazó.

 Ya te advertí que no debías sentir lástima por mí — comentó Yunho acariciándolo.

Él sacó la lengua para humedecerse los labios, y Yunho la capturó con los suyos. Lo hizo retroceder para salir de la habitación y Jaejoong tuvo que agarrarse a sus brazos para mantener el equilibrio, porque lo estaba besando de verdad.

Sintió la rapidez con la que a él también le latía el corazón, su calor, el control de sus atributos masculinos para hacerlo derretirse. Oyó que se cerraba una puerta y se dio cuenta de que era la de su dormitorio.

Hizo acopio de fuerzas para apartarse de él.

 No podemos.

 Sí podemos — insistió él — Debemos — añadió, besándolo en el cuello.

 Pero el colegio… ¡Los gemelos!

 ¿Cuánto tiempo tenemos? — le preguntó Yunho.

Jaejoong intentó pensar sin apartar la mirada de sus ojos. No se fiaba de él. Todavía sentía su erección contra el abdomen, y su propio cuerpo estaba descontrolado.

Intentó respirar. Yunho estaba esperando una respuesta.

 Media hora — contestó — Yoona, mi vecina, los recoge, así que tal vez cuarenta y cinco minutos…

 Puedo trabajar con esos parámetros — dijo él con arrogancia.

Y luego empezó a quitarse la corbata, sin dejar de mirarlo. Se desnudó con gracia y rapidez, y él se quedó sin habla, sin respiración.

 A decir verdad, no iba a hacerlo — admitió mientras se quitaba los pantalones.

 ¿El qué? — preguntó Jaejoong sin dejar de mirarlo.

 Hacerte el amor antes de casarnos. Iba a esperar, a hacerte desearme tanto que no pudieses cambiar de opinión.

 Eres un arrogante — le dijo Jae mientras se quitaba la blusa y se desabrochaba el pantalón.

Yunho atrapó sus pezones con las manos y se los llevó a la boca. Él gimió de placer. Y Yunho absorbió aquel gemido con los labios. Sus manos siguieron las suaves curvas de su cuerpo hasta llegar al trasero, que le agarró para apretarlo contra su cuerpo. Luego, con cuidado, lo tumbó debajo de él en la estrecha cama.

No volvieron a hablar, no tenían aliento para hacerlo. Le acarició los muslos y metió la mano en su interior. Entonces descubrió que estaba preparado para recibirlo.

Débil, inquieto, aferrándose a él, rogándole con la mirada fija en la suya. Yunho lo acarició para darle placer observando cómo se deshacía por él. A Jaejoong no se le ocurrió que el hecho de darle placer a él aumentase el suyo hasta que vio que él también se desmoronaba. Lo vio tomar aire y recorrerlo con la vista en un acto de fiera posesión que rayaba en lo salvaje. Él protestó cuando Yunho dejó de hacer lo que estaba haciendo, pero cuando lo penetró, había perdido toda la cordura que le quedaba.

 Jaejoong… — murmuró contra su boca cuando la intensidad del acto lo absorbió a él también.

Jae le clavó las uñas en los hombros y sus pulmones lucharon por respirar. Era consciente de que estaba perdiendo el contacto con la realidad, y de que él lo estaba perdiendo con él, consciente de que ambos habían llegado juntos al culmen de la excitación y se estaban dejando llevar.

La última vez que habían hecho aquello había sido salvaje e incontrolable. En esa ocasión habían cruzado esas barreras y habían llegado a un nivel completamente diferente. Jaejoong no podía moverse, no podía hablar, no le funcionaban las piernas, así que se quedó abrazado a su cuerpo caliente y sudoroso.

Yunho le dio un beso en la mejilla y él sintió que le temblaban los labios. También le temblaron los dedos cuando se los pasó por el pelo para apartárselo de la cara. Él consiguió abrir los ojos y vio que los suyos eran de un hermoso tono avellana para ser reales, que estaban ebrios de lo que acababan de compartir. No hablaron; sus ojos lo hacían por ellos. No sonrieron, no bromearon, no intentaron decir nada que los hiciese llegar antes a la realidad, a la tierra, a la separación.

Las piernas de Jaejoong se relajaron por fin. Yunho pesaba mucho, pero le gustaba, le gustaba el modo en que su pecho estaba aplastado bajo el de él y el modo en que su estómago le apretaba la pelvis. Yunho lo besó en los párpados, en la nariz, luego en la boca otra vez, y la tensión de los brazos de Jaejoong se fue relajando poco a poco, le acarició los musculosos hombros, la línea de la mandíbula y los pómulos.

Así había sido su primera vez juntos, cada vez que habían hecho el amor durante aquella larga y fructífera noche, en su cama rosa y estrecha.

¿Cómo podía haberlo olvidado? ¿Cómo podía haberlo borrado de su memoria como si fuese algo que no mereciese la pena recordar?

Llamaron al timbre y Jaejoong volvió al presente con brusquedad.

 Oh, Dios mío, los gemelos — gimió, apartándolo de él con la fuerza de diez hombres y poniéndose en pie.

Todavía tenía las piernas adormecidas, así que le costó ponerlas en movimiento. Tomó su bata, que era lo que más cerca tenía, y se la puso. Cuarenta y cinco minutos… ¡Se habían perdido juntos durante cuarenta y cinco minutos! Se mareó sólo de pensarlo.

 ¡Por favor, muévete. U-Know! — le gritó al ver que seguía tumbado y desnudo en su cama.

Jaejoong apartó la vista de él y salió de la habitación mientras intentaba peinarse con mano temblorosa. Abrió la puerta y se encontró a sus dos hijos y a su vecina.

 ¡Papá está aquí! — gritó Jiyool emocionada.

 ¡Hemos visto su coche fuera! — añadió Changmin. Yoona no dijo nada, aunque sus ojos lo decían todo.

 Lo siento — le dijo Jaejoong — Debí llamarte para…

Los gemelos entraron corriendo, ajenos al modo en que iba vestido su umma, con el único objetivo de encontrar a Yunho, que había salido del dormitorio, aunque Jaejoong habría preferido que se hubiese quedado escondido en él. Saludó a los niños sonriendo, acariciándoles la cabeza.

Jaejoong no sabía cómo lo había hecho en tan poco tiempo, pero se había puesto la camisa, los pantalones y los zapatos. Se fijó en que no llevaba calcetines, lo que casi la hizo reír con histerismo. Estaba despeinado y llevaba los puños de la camisa sin abrochar. Él se dio cuenta de que lo estaba mirando y arqueó una ceja antes de abrazarlo por la cintura.

Los gemelos no dejaban de hablar. Jiyool le había agarrado la otra mano y Changmin estaba enredado entre sus piernas. Él miró a Yoona por encima de la cabeza de Jaejoong y comentó:

 Ah, la única persona del mundo al que mi futuro esposo le confiaría el cuidado de nuestros hijos. Es todo un placer conocerla, señora Im…

Desplegó todo su encanto en cada sílaba y Yoona no fue inmune a él. Cuando cerraron la puerta, la mujer, que llevaba cuarenta y cinco años felizmente casada, había sido seducida por un hombre capaz de hacer volver la cabeza a cualquier mujer o joven si se lo proponía.

 Ha sido horrible — murmuró Jaejoong, apoyándose en la pared, todavía ruborizado.

 Por tu reacción, doy por hecho que tu vecina no está acostumbrada a sorprenderle en este tipo de situación — dijo Yunho.

Si lo había dicho en tono de broma, a Jaejoong no le había hecho ninguna gracia. De repente, pasó de estar ardiendo a estar helado. ¿Había sugerido Yunho que llevaba a casa a otros hombres… o se lo estaba preguntando?

Fuese lo que fuese, consciente de la presencia de los gemelos, intentó controlarse.

 Perdona — susurró, zafándose de él y desapareciendo por la puerta de su habitación.

¿Cómo se había atrevido Yunho a insultarlo de semejante manera? ¿Cómo se atrevía a hacer comentarios acerca de su vida amorosa?

Enfadado, se acercó a la cama y estiró la colcha con más violencia de la necesaria. El suelo seguía lleno de ropa. Mientras la recogía, pensó en el dormitorio del apartamento de Yunho. Tal vez sólo estuviesen hechos para compartir aquellas pérdidas de control.

¿Había hecho Yunho aquel comentario porque él sí estaba acostumbrado a que lo sorprendiesen con los pantalones bajados? Se quitó la bata. Detrás de la puerta cerrada de su habitación, podía oír a los gemelos hablando animadamente con él.

¿Cómo iba a haber tenido una vida sexual con dos niños rondando por allí? No había estado con nadie desde hacía seis años.

Y él todavía no había respondido a su pregunta acerca de Jung Krystal. Era posible que se hubiese estado acostando con él esa misma semana, en Seúl.

Sacó unos vaqueros y una camiseta de manga larga y pasó un par de minutos recogiendo su ropa. Luego tomó la que quedaba de Yunho y salió con ella al salón, donde lo que vio lo dejó muerto.

Yunho estaba sentado en el suelo, con la espalda apoyada en el sofá y las largas piernas estiradas debajo de la mesita de café. Jiyool estaba en su regazo, embelesada con él. Changmin estaba de pie, al lado del hombro derecho de Yunho, enseñándole muy serio a hacer un avión con una hoja de papel. En la habitación había pruebas de que no era el primer intento, aunque Jaejoong dudaba que alguien con la capacidad de Yunho necesitase tantas oportunidades.

Yunho tenía un brazo alrededor de su hija y la mirada fija en su hijo. A Jaejoong se le llenaron los ojos de lágrimas porque parecía maravillado con lo que Changmin le estaba contando. Los tres se estaban uniendo a su manera. Jiyool, con su innata naturaleza táctil, acurrucándose contra él, Changmin con su sentido práctico y sus habilidades técnicas, Yunho intentando satisfacer las necesidades de ambos para formar con ellos un trío.

Por primera vez en los cinco años de existencia de los gemelos, Jaejoong aprendió lo que era sentirse separado de ellos, y le dolió. Se dio cuenta de que los niños habían echado de menos tener contacto con su padre. Y que Yunho se había perdido muchas cosas al no conocerlos.

Se dio cuenta de que llevaba la ropa de Yunho en el brazo, y de que su intención había sido tirársela a la cara, pero eso habría podido quebrar el frágil vínculo que se estaba estableciendo allí.

Sin que lo viesen, volvió a la habitación y dejó la ropa encima de la cama. Después, fue a la cocina y se quedó allí, mirando por la ventana sin saber qué estaba pensando, ni qué sentía, sabiendo sólo que algo dentro de él había cambiado.

Se dio cuenta de que sus hijos necesitaban un padre, necesitase él o no un marido. Y que él necesitaba a Yunho aunque le costase reconocerlo.

 ¿Qué te pasa?

Yunho estaba en la puerta de la cocina. Jaejoong volvió la cabeza y lo vio con las manos metidas en los bolsillos y la camisa todavía desabrochada. Parecía triste, cauteloso, como si hubiese captado su humor desde la otra habitación y se hubiese obligado a ir a verlo.

 ¿Dónde están los gemelos? — le preguntó él en voz baja.

 Viendo la televisión. Me he dado cuenta de que nos estabas observando. Parecías… destrozado.

¿Destrozado?

 No — contestó él, consiguiendo esbozar una sonrisa — Me he dado cuenta de las cosas — se giró del todo para mirarlo, cruzó los brazos y se apoyó en el armario que tenía detrás — ¿Qué va a decir tu familia cuando aparezcas en Seúl, casado conmigo y con dos gemelos de cinco años?

 ¿Mi familia? — repitió él frunciendo el ceño.

 Donghae comentó la otra noche, en el restaurante, que tenías una familia muy numerosa — le explicó Jaejoong — Dijo que, por ese motivo, se te daban bien las familias.

 Tengo madre, dos hermanas mayores y mi hermano Yoochun, no entiendo qué quieres decir.

Él se encogió de hombros.

 Salvo a tu hermano, al resto nunca me los has mencionado. Ni en el pasado, ni en el presente. Me preguntaba cuál sería el motivo.

 Que hemos estado centrados en nosotros. Ya me parecía lo suficientemente complicado.

 ¿Vendrán a la boda?

 No. He pensado que es mejor que sea una ceremonia íntima por respeto a los niños. No… sabía lo que iban a pensar de mí — esbozó una sonrisa — No pensé que iba a tener que llevarte a rastras al altar.

Jaejoong apretó los labios y asintió, tenía razón. La agitación emocional que habían sufrido durante las últimas dos semanas no era propicia para presentaciones sociales.

 ¿Sabe tu familia que tienes lagunas?

 ¿Te importaría ir al grano, yobo? Porque estoy perdido.

Jaejoong deseó poder hacerlo, pero ni siquiera él sabía qué era lo que quería.

 Supongo que lo que me molesta es que, en realidad, no sabemos nada el uno del otro — dijo, intentando aclararse — Y estamos planeando casarnos, como dos adolescentes insensatos…

 El hecho de que tengamos unos gemelos de cinco años hace imposible que seamos unos adolescentes — bromeó Yunho.

 Pero eso es sólo aritmética — dijo él — Yo todavía no te conozco y tú no te acuerdas de mí. Los gemelos se merecen un entorno familiar estable, no unos padres que se casen por su bien, pero que se arrepientan más tarde de su decisión.

 Yo no voy a arrepentirme de haberme casado contigo — declaró Yunho con firmeza.

Jaejoong tomó aire.

 Bueno, pues yo pienso que deberíamos esperar.

 No.

 Me parece que sería mejor para los niños a largo plazo si…

 ¡No! — Repitió él enfadado — Quiero casarme y quiero hacerlo ya. Los gemelos esperan que nos casemos y no voy a permitir que estropees lo que estoy consiguiendo con ellos. ¿Qué te ha pasado desde que hemos hecho el amor?

«Buena pregunta», pensó Jaejoong. Entonces, se dio cuenta de qué era.

 Has dado por hecho que traigo hombres a mi casa — le dijo — Si me conocieses mejor, sabrías que yo jamás haría eso delante de mis hijos…

 Nuestros hijos…

 Y no me ha gustado que hicieses ese comentario como si no te importase si les hubiera presentado a los niños un montón de tíos. ¿Qué crees que me hace pensar tu actitud superficial acerca del sexo?

 Yo no practico el sexo de manera superficial — anunció Yunho enfadado. Luego, tomó aire. Se acercó a él y levantó una mano para tocarle la mejilla — Cualquier joven con experiencia sabría que un hombre no se desmaya con un joven que lo considera sólo un semental. Tú, nae salang, no eres un joven con experiencia. Y por lo tanto me disculpo por mi comentario, que ha sido grosero e injustificado.

Jaejoong fue a hablar, pero él le puso la mano en la boca.

 No. Cállale y no busques más excusas para deshacerte de mí. Estamos hechos el uno para el otro. Recuerda ese acto de fe.

¿Era eso lo que estaba haciendo? ¿Buscar excusas para librarse de él? Tal vez sí.

Le asustaba lo que había entre ambos.

 Tú me quieres. Y yo a ti. Ya trabajaremos en lo demás — dijo él con firmeza —Confía en mí. Confía en ti. Ambos queremos esto.

Y «esto» fue la clase de beso que ofuscaba por completo su cerebro. «Esto» fueron sus manos acariciándole la cara. No era sexual, era tierno, tranquilizador y… Jaejoong se dejó llevar por ello. Otra vez.



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11 comentarios :

  1. EN UNA PALABRA HERMOSO.ME GUSTA LA PERSONALIDAD Q LE PONES A NUESTRA PAREJA FAVORITA.LOS AMO CADA DIA MAS GRACIAS POR COMPARTIR .AUNQ AVECES NO COMENTO Y ME DISCULPO POR ESO LEOCADA UNA DE TUS PUBLICACIONES. BENDICIONES

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  2. ya no debería de pensar lo tanto Jae y dejarse de pretextos para alejar a Yunho de su lado
    si serán felices estando casados y de la familia no te preocupes con que Yunho te ame es mas que suficiente para ser feliz con Yunho y tus hijos
    Gracias

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  3. OMAIGAAAAA, que emoción la historia esta en un punto tan dulce, me hace tan feliz, tengo curiosidad de muchas cosas que me parecen inconclusas, esperó actualices pronto.
    Saludos, que estés bien 💜💕

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  4. Las cosas van majorando yo tambien pienso que es un poco apresurado y entiendo a Jaejoong pero las cosas ya estan encaminadas espero que puedan construir la confianza que todavia falta y su relacion mejore cada vez.

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  5. Van avanzando, deben hablar claro, decirse todo, contarse todo. Los niños estan ilusionados y ellos se aman, aunq a ratos Yunho me da colera, siento q ama a Yunho, solo necesita abrirse COMPLETAMENTE a Jae. Con esta ya van dos veces que han tenido relaciones sexuales, sin proteccion ni nada.........bien calentones, a ver si Jae ya debe estar otra vez enbarazado :) ..... Muchisimas gracias :)

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  6. ay Yunho ten más cuidado como te expresas con JaeJoong <.<
    Me gusta que los niños esten emocionados con su papá, ya tendrán tiempo para crear nuevos recuerdos. Vamos JaeJoong vive el ahora! ^^

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  7. Jaejoong !! Casate con él de una vez y no pongas tantas escusas !! Me desesperan ! XD quiero boda y luna de miel en especial la luna de miel ahora mismo ! Jajaja ;)

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  8. Ya deja los miedos e inseguridades atras jae. YA CASENSEEEE *w*

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  9. Jaejoong no busques escusas para no casarte

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  10. A Jae le falta mucha confianza, y Yunho lo tiene que lograr, hay amor, hay hijos y serán una familia unida y féliz, aunque eso si, Yunho tiene que aclararle lo de Kristal.

    Gracias!!!

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  11. Los Gemelos tan lindos¡¡¡ Bueno nop solo ChangMin auuuu cosito tan mono preocupado por no saber coreano y todo consentrado en el avioncito. YAAA Yunho dile a Jae que lo amas, que lo recuerdad todo y que los haras felices. NO 45min con Yunho??? En serio no que fuerza voluntad para dejar la cama jajaj. Cierto que piensa MI Chunnuie de su JAE ya le habra contado sobre él la noche que recuperó la memoría???

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